Con mallas y purpurina, los músicos de Río tenían una misión: salvar el Carnaval
Un joven se sentó solo con una cerveza y su tuba. Uno por uno, sus cómplices llegaron. Un hombre con mallas y una trompeta. Un baterista sin camisa con un sombrero de mago. Otra tubista con un brasier de piel de leopardo.