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Redes

Nuria Marín y cómo actualizar la crónica social

Grupo M | 20 febrero, 2024

La crónica del corazón tradicionalmente ha ido vinculada a tres variables. Primera: soñar con el supuesto glamour de vidas inalcanzables. Segunda: especular sobre las expectativas emocionales de otros e incluso sobre el dolor ajeno, casi como acto de egoísmo para pensar «pues a mí tampoco me va tan mal». Tercera: juzgar y sentenciar sobre cómo actúan los demás en sus relaciones amorosas, familiares y otras cotidianidades.Pero la sociedad ha evolucionado en sensibilidades y ya no convencen aquellas personas que dictaminan desde un púlpito moral sobre cómo debe ser el prójimo. Sus argumentos, de hecho, se caen rápido porque se suelen sostener en roles machistas, clasistas o culebronescos, en donde hasta se confunde atracción con campanas de boda. O, de lo contrario, se habrá fracasado en la vida.Es el cotilleo con el que hemos crecido. El cotilleo en el que sin casamiento para la perpetuidad no había paraíso. Si eras mujer, claro, porque a la mujer soltera se decía que estaba sola, mientras que al hombre solo se le aplaudía como galán.Las nuevas generaciones ya ven las costuras a tales consignas que nos insistieron durante siglos y que nos hacían diseccionar vidas sin ni siquiera entrever que detrás de los personajes hay personas. ¿Tiene entonces futuro la prensa del corazón a través de la mirada de hoy? Por supuesto que sí. El amor siempre está en el centro. La diferencia está en cómo se afronta. Lo vemos en el éxito de Nuria Marín en una plataforma como TikTok. La comunicadora que conocimos en Cazamariposas de Divinity y en Socialité de Telecinco suma más de un millón de seguidores en esta aplicación. Los periodistas del cuore ya ni siquieran necesitan a los programas del corazón, pueden crear su contenido de tú a tú desde las redes sociales y llegar a un poderoso e incluso millonario público.El triunfo viral de Marín está en su capacidad para no quedarse en la telepredicación y aportar curiosidad a cada tema que afronta. Su actitud distendida genera un enérgico vínculo de complicidad con el espectador, ya que su humor esquiva el juicio moral viejuno. La clave está en que su canal va más de contar peculiaridades de personalidades que en obligar a esas personas a actuar, sentir o ser de una u otra manera. Nuria Marín no pontifica, descubre las historias detrás de lo divino, lo humano y lo real. Sí, también de las casas reales acostumbradas a una prensa súbdita, que aleja más que acerca. Ella narra las vivencias de la realeza con una singular pasión que te implica en sus tradiciones. A veces, en modo fan de póster que habla, en un desnudo primerísimo plano, como si fuera una usuaria más.Y sale ilesa de cualquier vicisitud porque desarrolla su relato siempre desde una mordacidad particular, que es lo que marca la frontera entre quién es un comunicador que no juega a la trascendencia de aquello que sólo es entretenimiento y quién es un mercader del morbo dispuesto a todos los sustos posibles por la audiencia. Bueno, ahora la llaman views.

Escrito por Grupo M




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