Lisbeth Salander, la ‘hacker’ inconformista que surgió del frío
ANDREA G. BERMEJO / IRENE CRESPO
- ‘Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte’ es la quinta película de la popular saga.
- La dirige Fede Álvarez, con la antiheroína (Claire Foy) 100% protagonista.
- Entrevista a Claire Foy: «No me interesa ver en el cine a gente perfecta».
Fede Álvarez tenía ganas de salir. O más bien, tenía ganas de que su cine saliera. Tanto Posesión infernal (2013), su ópera prima, como No respires (2016), eran, sobre todo, terrores claustrofóbicos, encerrados entre cuatro paredes o en mundos pequeños. Por eso, cuando a los pocos días de estrenar su segunda película le ofrecieron hacerse cargo de una nueva entrega de la saga literaria Millennium, no lo dudó ni un momento.
Primero, porque quería hacer una película a escala más grande, y segundo, por la propia Lisbeth Salander, la antiheroína de los libros. Su Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte es la quinta película que adapta las novelas, tras la trilogía sueca (con dos directores) y el filme de David Fincher.
Se basa en el libro homónimo publicado en 2014, el cuarto de la saga superventas, aunque no fue escrito por Stieg Larsson sino por David Lagercrantz. En él, volvemos a reencontramos con la hacker Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist inmersos en un nuevo misterio. Pero, ¿cómo se diferencia esta producción de sus predecesoras? En que Salander se convierte en la protagonista de la historia. Era cuestión de tiempo.
Pionera del #MeToo antes de que el movimiento existiera, heroína punk y mujer hacker –¡el no va más!–, este personaje creado por Larsson en 2005 se había ido merendando a su coprotagonista Mikael Blomkvist en las sucesivas adaptaciones de las novelas.
Hay que alabarle por tanto a este reboot de la saga, primer filme que no se basa en la prosa de Larsson, que haya puesto sobre Salander el foco que ya hacía tiempo que le correspondía.
Tomando el testigo de Noomi Rapace y Rooney Mara, Claire Foy, que pasa de reina finolis en The Crown a patear culos, construye una heroína frágil, pequeña, vulnerable, con una herida que sangra bajo su chupa de motorista y los piercings de rigor, pero que no por ello pierde.
Más lista que ellos
Ya puede enfrentarse a toda la policía sueca o a esa mafia arácnida famosa por arrancar narices de las caras de sus enemigos que la menuda Lisbeth, más lista que ellos, consigue salir airosa con ayuda de algún que otro hackeo y de su viejo amigo periodista.
Por cierto, Blomkvist, que sigue sin tomar notas pero aparece aquí rejuvenecido en la piel de Sverrir Gudnason (Borg/McEnroe), ha perdido el mojo mediático que tenía. Hasta la purista Millennium parece haber sucumbido a la tiranía de los followers.
Seguir a Salander por la noche de Estocolmo –olvídate de IKEA, en esta cinta reina lo sucio y lo punk–, motorizada hasta sobre hielo, pegando a los CEO maltratadores y evitando el desastre nuclear, asegura el entretenimiento de este relanzamiento de la saga durante buena parte del metraje.
Pero no toda. Su trama repleta de espídicas secuencias de acción y hermanas muertas que reaparecen corre el riesgo de parecerse a la tela de araña que da título original a la película: igual de enrevesada y fútil.
